jueves, 13 de octubre de 2011

NUTRICIÓN Y CÁNCER

NUTRICIÓN Y CÁNCER
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
Realizado por: Verónica Ivón Trejo Guardado

INTRODUCCIÓN
                El cáncer se conoce desde la Antigüedad, existiendo referencias sobre la enfermedad ya en el año 3400 a. C. En la antigua Roma ya se empleaban, para el tratamiento del cáncer ulceroso, hojas de repollo machacadas, alimento cuyo consumo se ha relacionado, en la actualidad, con la prevención de la enfermedad.(1)
                En 1984, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos estableció que un 35 por ciento de los tumores tenían su origen o estaban relacionados con factores alimentarios. Así los expertos sitúan los factores alimentarios a la cabeza de los factores de riesgo tumoral, debidos a una influencia ambiental externa.
                El Fondo Internacional para la Investigación del Cáncer, publicó en 1997 el primer informe global sobre dieta y cáncer, el cual estima que un cambio en la dieta puede reducir la incidencia global de cáncer entre un 30 y 40 por ciento. La mayor parte del informe consiste en una evaluación de los vínculos entre una amplia gama de alimentos y bebidas, nutrientes, métodos de transformación y conservación alimentaria, tamaño corporal y nivel de actividad física, y cada uno de los dieciocho cánceres comunes.
                En los últimos años se ha observado un aumento en la aparición de enfermedades crónicas, entre ellas el cáncer, que se relaciona con cambios en los patrones dietéticos, características antropométricas y en la actividad física. Diversos estudios señalan que la transición demográfica y nutricional, la mecanización y la urbanización son factores que establecen cambios en los patrones del cáncer a nivel mundial.
                El cáncer y el tratamiento del cáncer pueden producir efectos secundarios relacionados con la nutrición. Independientemente del tratamiento oncológico, la detección temprana de problemas nutricionales y la intervención rápida son  esenciales. La atención nutricional temprana puede prevenir o reducir las complicaciones asociadas con el tratamiento del cáncer.
                El consumo de una dieta adecuada antes, durante y después del tratamiento puede ayudar al paciente a sentirse mejor y conservar su fortaleza. Para lograrlo, el paciente debe comer y beber suficientes alimentos que contienen nutrientes fundamentales (vitaminas, minerales, proteínas, carbohidratos, grasas y agua). Sin embargo a muchos pacientes se les dificulta la ingestión adecuada de alimentos debido a los efectos secundarios del cáncer y sus tratamientos.
                En pacientes con cáncer se observan repercusiones en el apetito, el gusto y la capacidad de comer los suficientes alimentos o absorber los nutrientes de los alimentos. La malnutrición causa en el paciente debilidad, cansancio e incapacidad para resistir las infecciones o tolerar los tratamientos del cáncer. Las causas más comunes de la  malnutrición son la anorexia y la caquexia.
                Buenos hábitos alimenticios durante el tratamiento del cáncer pueden ayudar al paciente a hacer frente a los efectos del cáncer y su tratamiento.
LA NUTRICIÓN EN EL PACIENTE CON CÁNCER.
                La nutrición es un proceso fundamental en el manejo de los pacientes con cáncer e influye de manera importante tanto en la morbilidad como en la mortalidad. La pérdida de peso no intencionada se relaciona con una disminución de la calidad de vida y un peor pronóstico. Es un factor pronóstico independiente del estadío tumoral y de la histología y un marcador predictivo de la respuesta al tratamiento.
                La desnutrición en el paciente con cáncer se produce cuando existe un desequilibrio entre la ingesta y las necesidades de nutrientes y suele ser calórica-proteica. Un aporte suficiente de calorías y proteínas es importante para favorecer la curación, luchar contra las infecciones y mantener una buena actividad vital.
                La anorexia es un síntoma común y la desnutrición genera diversos problemas que van a influir tanto en la calidad de vida del paciente como en el pronóstico de su enfermedad: La disminución de las proteínas viscerales y somáticas produce disminución de la funcionalidad esquelética; la inmunosupresión produce un aumento en la incidencia de infecciones; se favorecen los trastornos en la cicatrización de heridas; la malnutrición previa al tratamiento va condicionar en muchas ocasiones la actitud terapéutica, tanto respecto al tipo de tratamiento como a la intensidad del mismo.
EL ROL DE LOS ALIMENTOS
                Los alimentos pueden aumentar o disminuir el riesgo de presentar cáncer. El riesgo es menor en poblaciones con un alto consumo de frutas y hortalizas. Hay estudios que señalan que hasta un 50% de los tipos de cáncer pueden estar relacionados con la dieta, aunque comprobar qué alimento o nutriente puede ser el causante resulta complicado.
                Es necesario considerar que, en ocasiones, coexisten en el mismo individuo varias conductas de riesgo que se suman y aumentan la posibilidad de desarrollar un cáncer. En este sentido, las personas que fuman y consumen cantidades elevadas de alcohol tienen dietas más incorrectas, y todos estos factores pueden potenciar el riesgo de presentar diversos tipos de cáncer.
                En algunas investigaciones se ha comprobado que la alimentación con un elevado contenido de carne podía asociarse con un aumento del riesgo de presentar cáncer gástrico. Por lo que se recomienda evitar las carnes preparadas con nitritos o acompañarlas de vitamina C para reducir los efectos de las nitrosaminas.
                También hay evidencia de que las frutas y hortalizas disminuyen el riesgo de cáncer de cavidad oral, esófago, estómago y colorrectal. También los cereales actúan como factores protectores de cáncer colorrectal. Las frutas y verduras contienen vitaminas, selenio, fibra y otras sustancias antioxidantes y anticancerígenas.
                Se ha observado que determinados componentes de los alimentos pueden modificar el desarrollo de procesos tumorales, por diversos mecanismos. Entre ellos destacan las vitaminas A, C y E, el selenio y las sustancias fitoquímicas con capacidad de inhibir algunos de los pasos implicados en la iniciación y el progreso de los tumores. Sin embargo, también se ha observado que el efecto protector de algunos alimentos, sobre todo de origen vegetal, muchas veces desaparece cuando se manipulan mal los alimentos.
CAUSAS DE DESNUTRICIÓN EN EL PACIENTE CON CÁNCER
La situación nutricional del paciente pude desempeñar un papel importante en la aparición y el curso de la enfermedad. Una vez desarrollada la enfermedad, el cáncer y/o su tratamiento incrementan el riesgo de malnutrición. De hecho, en pacientes con cáncer, la malnutrición energeticoproteínica se considera el diagnóstico secundario más frecuente y el estado nutricional influye en la supervivencia, independientemente del tratamiento recibido
                Las causas pueden ser:
a)      Directamente relacionadas con el tumor. Causas locales que producen alteraciones mecánicas o funcionales, alteraciones metabólicas producidas tanto por la producción de diversas sustancias por el tumor como por las alteraciones del metabolismo de la glucosa, de los lípidos y de las proteínas.
b)      Relacionadas con el tratamiento antineoplásico. Cirugía (La cual aumenta los requerimientos energéticos y proteicos en el proceso de cicatrización y en la lucha contra la infección). Radioterapia, quimioterapia e inmunoterapia, los cuales provocan en el paciente diversos efectos secundarios que pueden evitar que siga una dieta adecuada. El estado nutricional del paciente influye en la tolerancia a todos estos tratamientos.
c)       Alteraciones nutricionales relacionadas con hábitos adquiridos previamente por el paciente. Los hábitos nocivos como el consumo de tabaco y alcohol pueden generar alteraciones nutricionales por la disminución del apetito que producen. El alcohol puede interferir en la absorción de diversos nutrientes como el ácido fólico, vitamina B12, zinc, magnesio, etc. La falta de hábitos higiénicos bucodentales genera alteraciones a dicho nivel como gingivitis y pérdida de piezas dentales.
EFECTO DEL CÁNCER EN LA NUTRICIÓN.
                Los tumores pueden producir sustancias químicas que modifican la manera en que el organismo emplea ciertos nutrientes. El paciente aparentemente ingiere alimentos suficientes pero el cuerpo no puede absorber todos los nutrientes de estos. Los regímenes alimentarios con contenido más alto de proteínas y calorías contribuyen a corregir esto y evitan el brote de caquexia. Es importante realizar el seguimiento de la nutrición desde el comienzo, dado que es difícil revertir completamente.
                El paciente también puede presentar síntomas como náuseas, plenitud gástrica, dolor abdominal y alteraciones del gusto y el olfato, que contribuyen a intensificar la anorexia y a disminuir la ingesta calórica, y que pueden ser susceptibles de modificaciones dietéticas especiales.
APOYO NUTRICIONAL
                Debido a que el estado de nutrición puede comprometerse rápidamente por los efectos locales y sistémicos de la enfermedad, un adecuado estado nutricional desempeña una función importante durante el tratamiento y la recuperación. Un estado de nutrición óptimo es una meta importante en el tratamiento de personas diagnosticadas con cáncer. Si bien las recomendaciones para el tratamiento nutricional pueden variar durante el período de atención, el mantener la ingesta adecuada es importante.
                En la valoración nutricional de los pacientes con cáncer debemos detectar los pacientes de riesgo e iniciar las medidas nutricionales adecuadas en aquellos con desnutrición. Para realizar una valoración nutricional adecuada nos servimos de datos clínicos, antropométricos y bioquímicos:
-          Medidas antropométricas: Uno de los datos fundamentales en la valoración nutricional es la pérdida de peso no esperada tanto en magnitud como en el tiempo en que se produce. Otras medias útiles en la valoración son el índice de masa corporal y los pliegues cutáneos.
-          Marcadores bioquímicos. Marcadores proteicos son sintetizados en el hígado y se modifican por el estado nutricional y por otras situaciones que pueden estar presentes en el paciente con cáncer como infecciones, inflamaciones o en respuesta a los diversos tratamientos.
-          Valoración global subjetiva. Se trata de un método que valora el estado nutricional utilizando datos de la historia clínica, de la exploración física y de los análisis. Es un método de bajo costo que utilizado por personal entrenado puede servir para identificar a personas en riesgo de malnutrición.
                Los objetivos principales del tratamiento nutricional en pacientes con cáncer son: evitar o revertir las deficiencias de nutrimentos, conservar un índice de masa corporal adecuado, ayudar a los pacientes a tolerar mejor los tratamientos, proteger la función inmune disminuyendo el riesgo de infección, ayudar en la recuperación y mejorar en lo posible la calidad de vida.
                El tratamiento nutricional en el paciente con cáncer va a variar dependiendo de si está en fase curativa o en fase paliativa. En la fase paliativa se busca disminuir la morbilidad y mejorar la calidad de vida. En la fase curativa se busca corregir las alteraciones nutricionales previas al tratamiento, mejorar la tolerancia y la respuesta al tratamiento oncológico y mejorar la  calidad de vida.
                Los requerimientos nutricionales en el paciente con cáncer como norma general se establecen entre 30-35 Kcal/Kg/día y de 1.5-2 g de proteína por día. Mientras sea posible se debe utilizar la vía oral.
                Los pacientes con cáncer en estadio avanzado pueden recibir apoyo nutricio, el cual puede ayudar a reducir la astenia y mejorar el bienestar el paciente. En este caso la meta del tratamiento nutricional más que revertir la desnutrición es lograr la tolerancia y el alivio de los síntomas.
MÉTODOS DE APOYO NUTRICIONAL.
Vía oral. Es el método de primera elección para el apoyo nutricio de estos pacientes, realizando las modificaciones dietéticas requeridas de acuerdo a la sintomatología y condición del paciente. Una nutrición adecuada puede mejorar la evolución clínica y la calidad de vida del paciente oncológico.
Vía enteral. Se utiliza cuando el paciente no logra cubrir sus requerimientos por vía oral, ya sea porque no puede o no debe utilizarla. Es importante informar al paciente y a sus familiares la relevancia, implicaciones y alcances del apoyo nutricional, de forma que se involucren en el tratamiento.
Vía endovenosa. La nutrición endovenosa o comúnmente llamada nutrición parenteral total (NTP) puede indicarse en los pacientes oncológicos que no deben o pueden utilizar la vía oral o enteral como aquellos con obstrucción, náusea y vómito incoercible, síndrome de intestino corto o íleo, diarrea o mala absorción grave, mucositis, esofagitis aguda, entre otras complicaciones que imposibilitan al paciente alimentarse por vía oral o enteral. Las técnicas y las preparaciones necesarias para el soporte nutricional parenteral son precisas y deben ser administradas por personal médico capacitado o un equipo de apoyo nutricional. La finalización del apoyo nutricional parenteral necesita realizarse de manera gradual y bajo supervisión médica. Las alimentaciones parenterales se reducen de forma progresiva y gradual y el paciente pasa a una alimentación enteral u oral.
RECOMENDACIONES PARA EL ALIVIO DE LOS SÍNTOMAS.
                Cuando los efectos secundarios del cáncer o su tratamiento interfieren con el consumo normal de alimentos, puede realizarse ajustes a fin de garantizar que el paciente continúe recibiendo la nutrición necesaria. Se puede recurrir a medicamentos para estimular el apetito. No obstante, la planificación de las comidas debe ser individualizada para satisfacer las necesidades nutricionales del paciente y los gustos en cuanto a los alimentos.
                Es importante mencionar a los pacientes con cáncer que algunas hierbas no son compatibles ni logran combinar bien con ciertos medicamentos o alimentos. La combinación de algunas hierbas con ciertos alimentos y medicamentos puede reducir o cambiar la eficacia del tratamiento contra el cáncer o producir efectos secundarios que ponen en peligro la vida.

PREVENCIÓN DEL CÁNCER
                Las siguientes recomendaciones para el régimen alimentario y la salud pueden contribuir a reducir el riesgo de cáncer.
-          Seguir una dieta equilibrada que incluya al menos 5 porciones de frutas y verduras diarias y comer productos de grano entero varias veces al día.
-          Comer un mínimo de 25-30 g de fibra al día, ya que la dieta rica en fibra parece proteger al organismo contra los cánceres de colon, estómago y probablemente, contra el de mama
-          Elegir alimentos con bajo contenido de grasa.
-          Elegir alimentos con bajo contenido de sal.
-          Elegir carnes magras y pescado en lugar de carnes rojas
-          Moderar el consumo de determinadas conservas (ahumados, adobados y salados)
-          Lograr y mantener un peso saludable.
-          Realizar diariamente por lo menos 30 minutos de actividad física moderada.
-          Limitar el consumo de bebidas alcohólicas.
-          Seguir buenas prácticas de elaboración y almacenamiento de alimentos.
-          No consumir tabaco en ninguna forma.
-          Mejorar los hábitos alimentarios.
BIBLIOGRAFIA
TRATAMIENTO NUTRICIO DEL PACIENTE CON CÁNCER GÁSTRICO. De Nicola et al. Cancerología 2 (2007): 337-344.
ALIMENTACIÓN Y CÁNCER. F. Robles-Agudo et al. Rev. Esp. Geriatr. Gerontol. 2005; 40(3):184-94.
NUTRICIÓN EN EL PACIENTE CON CÁNCER. F. Lamelo, G. Charlin, et al. Guías Clínicas 2006; 6(14) España.
VALORACIÓN DEL ESTADO DE NUTRICIÓN EN EL PACIENTE CON CÁNCER. Martínez Roque, Cancerología 2 (2007): 315-326.
MARIN CARO, Mª et al . Relación entre la intervención nutricional y la calidad de vida en el paciente con cáncer. Nutr. Hosp.,  Madrid,  v. 22,  n. 3, jun.  2007 .
NUTRICIÓN Y CÁNCER. Fefoc.org.

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