viernes, 16 de marzo de 2012

INTERVENCIÓN NUTRICIONAL EN PACIENTES CON ALZHEIMER

INTERVENCIÓN NUTRICIONAL EN PACIENTES CON ALZHEIMER.




Artículo de Revisión

Elaboró: Verónica Ivón  Trejo Guardado.



                La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad degenerativa del cerebro que afecta especialmente a las áreas asociativas corticales y parte del sistema límbico. Es considerada como una entidad clínico patológica consistente en la asociación de una demencia lentamente progresiva, de comienzo en la edad adulta, y la observación en el córtex de pérdida neuronal y presencia de placas neuríticas y ovillos neurofibrilares en concentraciones que superan claramente a lo esperado por efecto del envejecimiento fisiológico.

ETIOLOGÍA.

Las causas de Alzheimer no son conocidas con certeza, sin embargo, se han postulado diversas teorías intentando descubrir su origen. Entre ellas:

·         La más antigua, en la que están basados la mayor parte de los tratamientos actuales, es la hipótesis colinérgica, que sostiene que la enfermedad se debe a un descenso en la síntesis de la acetilcolina. Este neurotransmisor conlleva, debido a su acumulación a gran escala, una neuroinflamación generalizada que, al promover su síntesis deja de ser tratable.

·         Por otro lado, esta enfermedad se ha asociado con desórdenes metabólicos, como la hiperglucemia y su resistencia a la insulina. La expresión de los receptores de insulina ha sido comprobada en neuronas del sistema nervioso central, particularmente en las del hipocampo.

·         Se ha destacado, por otra parte, como posible origen, el factor genético, que produce una acumulación de proteínas beta amiloide en el cerebro, antes de que aparezcan los primeros síntomas de la enfermedad.

Algunos factores de riesgo para esta enfermedad son:

1) Edad: La prevalencia de la EA se duplica cada cinco años entre los 65 y los 85 años. La incidencia también aumenta con la edad, pero tiende a disminuir en edades extremas.

2) Sexo femenino: Es un factor controvertido, sin embargo podría deberse a la mayor expectativa de vida.

3) Baja educación: Una explicación ha sido que la baja educación va relacionada con un bajo estado socioeconómico,  peor nutrición, vivienda y cuidado de la salud. Otra es que se correlaciona con menor inteligencia. La educación estimularía la cognitiva cerebral.

4) Historia familiar: La presencia de familiares con demencia está asociada con aumento del riesgo de padecer demencia de 2 a 4 veces.

5) Factores genéticos: Asociado a un aumento de placas neuríticas y el déficit colinérgico.

6) Síndrome de Down: Los pacientes con este síndrome desarrollan EA después de los 30 años.

7) Depresión: La depresión puede causar daño hipocámpico, llevando a la pérdida de la memoria.

8) Traumatismo de cráneo.

9) Enfermedad cardiovascular y evento vascular cerebral.

10) Factores metabólicos: como la diabetes y enfermedad tiroidea.

SIGNOS Y SÍNTOMAS

ETAPA INICIAL (LEVE). Pérdida de memoria a corto plazo, problemas para encontrar la palabra adecuada, formular la misma pregunta una y otra vez, dificultad para tomar decisiones y planear con anticipación, suspicacia, cambios en los sentidos del olfato y gusto, negación, depresión, pérdida de iniciativa, cambios de personalidad y problemas para el pensamiento abstracto.

ETAPA 2 (MODERADA). En esta etapa, la persona con la enfermedad de Alzheimer es claramente convirtiéndose en discapacitada. Los individuos pueden todavía realizar tareas simples independientemente, pero pueden necesitar la ayuda con actividades más complicadas. Ellos olvidan los acontecimientos recientes y su historia personal, y cada vez son más desorientados y desconectados de la realidad. Memorias de un pasado lejano puede ser confusas con el presente, y afectan la capacidad de la persona para comprender la situación actual, fecha y hora. Ellos pueden tener problemas para reconocer personas familiares. Aumentan los problemas del habla y comprensión, la lectura y la escritura son más difíciles, y el individuo puede inventar palabras. Ellos ya no pueden estar seguros solos y pueden deambular. Mientras los pacientes de la enfermedad de Alzheimer se hacen más conscientes de esta pérdida de control, se pueden hacer depresivos, irritables e inquietos o apáticos y aislados. Ellos pueden experimentar trastornos del sueño y tienen más dificultad para comer, vestirse y asearse.

ETAPA 3(GRAVE). Durante esta fase final, la gente puede perder la capacidad para alimentarse a sí misma y posteriormente es incapaz de tragar líquidos y sólidos por lo que suelen necesitar una sonda para hidratarse y alimentarse; hablar, reconocer personas y el control de las funciones corporales, tienen incontinencia de esfínteres. Su memoria se agrava y puede llegar a ser casi inexistente. La atención constante es típicamente necesaria. En un estado físico debilitado, el paciente puede llegar a ser vulnerable a otras enfermedades y problemas respiratorios, sobre todo cuando tiene que estar confinado a la cama. La muerte sobreviene en esta fase.





OBJETIVOS NUTRICIONALES

ü  Las intervenciones deben adaptarse a las necesidades cambiantes y patrones de consumo del individuo, con la finalidad de aumentar de manera efectiva la ingestión y evitar la pérdida de peso por alteración del grado de actividades, los hábitos de alimentación deficientes, la depresión, la alteración de la memoria y la incapacidad para alimentarse a sí mismo.

ü  Caminar 90 min por semana para mantener la masa corporal magra.

ü  Evitar el estreñimiento o impacción.

ü  Promover la alimentación independiente a las horas de las comidas el mayor tiempo posible.

ü  Prevenir o corregir la deshidratación.

ü  Vigilar la presencia de disfagia y broncoaspiración. Alimentar por sonda cuando sea necesario.

ü  Proteger a los pacientes contra lesiones.

ü  Suministrar apoyo emocional.

ü  Adoptar formas de alimentación creativas. Ofrecer bocadillos frecuentes, incluso por la noche.

ü  Evitar las úlceras por decúbito y otros signos de deterioro nutricional.

TRATAMIENTO DIETÉTICO Y NUTRICIONAL

Dieta: Hipercalórica. Proporcionar una dieta saludable que incluya proteínas y aumento de las calorías de acuerdo con edad, sexo y actividad, en especial con los caminantes. Es posible que las personas con EA requieran 35 Kcal/Kg de peso corporal o más.

Carbohidratos: Proporcionar alimentos ricos en carbohidratos en la comida principal aumenta la ingestión en ancianos en las etapas avanzadas de la enfermedad que experimentan dificultades cognitivas y conductuales.

Grasas: Limitar las grasas saturadas, las cuales elevan las concentraciones de amiloide beta y los efectos de la enfermedad de Alzheimer. Consumir con poca frecuencia alimentos altos en grasa como la comida rápida, alimentos fritos y alimentos procesados. Incluir alimentos ricos en ácidos grasos omega-3.

Líquidos: Es importante el consumo suficiente de líquido. Ofrecer en forma regular agua, jugo, leche y otros líquidos para evitar la deshidratación.

Distribución: Ofrecer las comidas en horarios regulares y constantes todos los días. Dar tiempo suficiente para comer. Ofrecer un plato a la vez para evitar la confusión.

Suplementos: Es indispensable incluir la cantidad adecuada de vitamina E, selenio y otros antioxidantes para el control de este trastorno. El ácido fólico disminuye el deterioro de la función cognitiva. También vitaminas B6, B12.

Recomendaciones: Incluir alimentos ricos en antioxidantes. Ingerir más frutas y verduras coloridas (arándanos, fresas, espinacas, brócoli, naranjas, etc.). Ingerir más pescados grasosos, como salmón, trucha y atún para aportar ácidos grasos omega-3. Consumir alimentos ricos en cobre, como nueces, frijoles, leguminosas, cacao, huevo, ciruelas y papas. Mantener una disposición sencilla y un solo utensilio para comer. Los alimentos para tomar con las manos, como emparedados, tiras de pollo y de verduras, etc., son más fáciles de comer. Alimentar por sonda o usar alimentos con textura modificada con líquidos espesados, según sea necesario, para compensar la disfagia. Consumir alimentos como soya o huevos para aportar colina en forma útil para el cuerpo.

BIBLIOGRAFÍA

NUTRICIÓN, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO. Sylvia Escott-Stump. Lippincott. Sexta Edición. 2008.

MANUAL DE NUTRICIÓN Y METABOLISMO. D. BELLIDO y D. A. DE LUIS et al. 2006. EDICIONES DÍAZ DE SANTOS S.A.

LAS DEMENCIAS. Aspectos clínicos, neuropsicológicos y tratamiento, J.C. ARANGO, S. FERNÁNDEZ, A. ARDILA. Ed. Manual Moderno.

INTERVENCIÓN NUTRICIONAL EN EL ADULTO MAYOR

INTERVENCIÓN NUTRICIONAL EN EL ADULTO MAYOR.




Artículo de Revisión

Elaboró: Verónica Ivón  Trejo Guardado.



INTRODUCCIÓN.

                En el año 2000 aproximadamente el 10 % de la población mundial era mayor de 60 años. Con la realización de estudios y proyecciones demográficas se estima que para el año 2020 el número de adultos mayores será superior a 690 millones.

                Una nutrición adecuada es primordial para tener buena salud y es de suma importancia en los adultos mayores con el objetivo de mantener una buena calidad de vida. La desnutrición afecta entre el 1% y 15% de adultos mayores ambulatorios, entre el 25% y 60% de pacientes que cuentan con servicios de salud y un 35% a 65% en pacientes hospitalizados. Se ha encontrado que la desnutrición está asociada con estancia hospitalaria prolongada, la cual incrementa la morbilidad y mortalidad.

                En la ciudad de México se realizó una encuesta llamada “salud, bienestar y envejecimiento” (SABE 2000) en la que se encontró que aproximadamente el 31.8 % de los adultos mayores presentan algún grado de desnutrición, para lo cual se tomó en cuenta el Índice de Masa Corporal (IMC).

                El riesgo de desnutrición se incrementa en el adulto mayor debido a la tendencia a disminuir su masa corporal (como resultado del envejecimiento biológico) y a factores económicos, sociales, psicológicos, enfermedades asociadas, no tener una pensión, sensación de no tener suficiente dinero para vivir, etc., que pueden comprometer la ingesta de nutrientes y líquidos.

En los adultos mayores la restauración de la masa corporal total es más difícil que en los adultos jóvenes, por lo que requieren un soporte nutricional preventivo. Una ingesta adecuada de calorías, macro y micronutrientes podría mejorar el estado nutricional del adulto mayor.

                Por otro lado, se ha demostrado que las enfermedades de la boca no sólo tienen consecuencias locales sino que afectan la calidad de las funciones vitales como comer, deglutir y hablar; independiente del peso de otras enfermedades sistémicas en el estado de salud del anciano. La pérdida parcial o total de los dientes naturales requiere de la utilización de dentaduras artificiales, las que en algunas ocasiones son inadecuadas y provocan dolor que dificulta la mordida y masticación de los alimentos principalmente de frutas, vegetales frescos y alimentos fibrosos, lo que favorece la desnutrición e impide que el adulto mayor disfrute de los alimentos.

                En el adulto mayor, al igual que en cualquier otra edad, la obesidad es exceso de grasa corporal, la cual incrementa el riesgo de enfermedad y muerte prematura. La obesidad se debe principalmente a la disminución de la actividad física, al inadecuado consumo de alimentos  y a la disminución en el gasto energético basal.

                En la actualidad la evaluación nutricional del adulto mayor no ha sido considerada una prioridad y las alteraciones nutricionales son consideradas solo secundarias de otra patología. Sin embargo, una  nutrición adecuada es piedra angular en la salud de los ancianos, que permita conseguir un adecuado estado nutricional en los adultos mayores para lograr una adecuada calidad de vida.

ESTADO NUTRICIONAL EN EL ADULTO MAYOR.

El estado de nutrición en el adulto mayor está relacionado con el proceso de envejecimiento, y a su vez este proceso está influenciado por el estado de nutrición mantenido a lo largo de la vida. Durante el envejecimiento, se producen cambios corporales (aumento de masa grasa, disminución de masa magra), aparecen alteraciones metabólicas y alimentarias que coexisten con enfermedades crónicas y agudas. Asimismo, el estado nutricional del adulto mayor se ve influenciado por el deterioro de sus capacidades funcionales, por polimedicación y por la situación socioeconómica en que se encuentra. Si el adulto mayor tiene una funcionalidad limitada, difícilmente podrá alimentarse por sí mismo y dependerá de terceras personas y si vive solo, será aún más difícil que se alimente, por lo que se encontrara en mayor riesgo de desnutrición. Lo mismo ocurre con los adultos mayores que viven en extrema pobreza y que además tienen problemas de masticación o deglución.

                En el adulto mayor, el apetito, así como la cantidad de alimentos ingeridos tiende a disminuir debido a la ingesta de alimentos con bajo valor nutrimental o energético como los caldos, atole de agua, verduras sobrecocidas, por lo que se debe tener especial cuidado en proporcionar una dieta suficiente, que contenga todos los nutrientes y que sea atractiva.

Cuando los adultos mayores incorporan dietas saludables pueden revertirse o retrasarse muchos de los cambios asociados al proceso de envejecimiento, asegurando de este modo, que muchos puedan continuar viviendo en forma independiente y tener una buena calidad de vida.

FACTORES DE RIESGO QUE PUEDEN AFECTAR EL ESTADO NUTRICIONAL DEL ADULTO MAYOR.

-          Cambios en la composición corporal.

-          Cambios sensoriales (gusto, olfato, vista, audición, etc.).

-          Problemas de masticación (mala dentadura, xerostomía,…).

-          Cambios en el aparato gastrointestinal.

-          Cambios metabólicos, neurológicos, en el sistema cardiovascular, función renal, función inmune.

-          Disminución de la actividad física.

-          Inmovilidad, discapacidades.

-          Enfermedades y secuelas.

-          Medicación e interacción fármaco-nutriente.

-          Factores psicosociales (abandono de la actividad laboral, hábitos alimentarios poco saludables y rígidos, mitos y tabúes, monotonía en la dieta, omisión de comidas, pobreza, soledad, marginación, dependencia, depresión, apatía, confusión, ansiedad, tabaquismo, consumo de alcohol, etc.).

INTERVENCIÓN NUTRICIONAL.

Tiene por objetivo mejorar la calidad de vida del adulto mayor por medio del seguimiento de su estado nutricional y evitar la malnutrición, tanto por deficiencia (desnutrición), como por exceso (sobrepeso y obesidad).

La atención nutricional comprende todas aquellas acciones tendientes a mejorar la calidad nutricional de la dieta y el bienestar de los individuos, por medio de la orientación individual y familiar, la organización comunal y la capacitación a voluntarios y funcionarios de instituciones responsables del cuidado de adultos mayores. La evaluación del estado de nutrición del adulto mayor debe cumplir con las características de ser preventiva, interdisciplinaria, individualizada, realista, oportuna y humanitaria

Para una adecuada atención nutricional, en primer lugar se debe realizar un diagnóstico de las necesidades, con la finalidad de identificar los elementos claves que estén influyendo directa o indirectamente en la salud y nutrición de los individuos. En el diagnóstico interesan variables clínicas, antropométricas, dietéticas, bioquímicas y socioeconómicas. Y en segundo lugar debe analizarse la situación de forma integral, con el fin de establecer junto con el adulto mayor o persona a cargo de su cuidado las metas o propósitos de cambio y se ofrezcan alternativas de acción, fáciles de cumplir.

Es importante tomar en cuenta los cambios en la fisiología normal, producto del envejecimiento, así como aquellas situaciones socio culturales que podrían afectar  la calidad de la alimentación y el estado nutricional de los adultos mayores.

La nutrición es muy importante para la salud física y emocional del adulto mayor. Por ello, la diera que lleven los adultos mayores debe ser equilibrada, variada y gastronómicamente aceptable. La comida debe ser fácil de preparar, estimulante del apetito y bien presentada, apetecible y además de fácil trituración o desintegración y digestión.

El adulto mayor debe tener una alimentación variada, en la que incluya diariamente frutas, verduras, leche o productos lácteos bajos en grasa, carnes o legumbres, pan, cereales, y un adecuado consumo de agua. Asimismo, debe preferir el pescado, pavo o pollo y evitar las carnes rojas, por su alto contenido de colesterol. Estos alimentos permiten vivir saludablemente, porque aportan suficientes proteínas, grasas esenciales, minerales, vitaminas, carbohidratos y agua. Gracias a ellos, el organismo funciona bien y crea los mecanismos para defenderse de las enfermedades.

Las necesidades de nutrientes de este grupo de personas no difieren considerablemente respecto a las de adultos más jóvenes. Si se comparan los requerimientos energéticos de adultos entre 18 y 65 años y los mayores de 65 años, la diferencia no supera las 500 Kcal, a favor de los primeros, lo cual corresponde al ajuste que se hace debido a cambios en el patrón de actividad física y a la disminución en los requerimientos de energía.

El principal problema que se presenta en la atención nutricional de los adultos mayores es la mayor presencia de factores de riesgo, asociados a la situación de vejez, (reducidos ingresos económicos, más probabilidad de padecer de una enfermedad crónico degenerativa, consumo de medicamentos que podrían afectar la disponibilidad de micronutrientes por parte del organismo, el edentulismo, patrones culturales relacionados con la alimentación y atención del anciano, etc.), los cuales afectan directamente la calidad nutricional de la dieta.

Es importante respetar las opiniones de los adultos mayores respecto a su propia alimentación. De la misma forma, a través de procesos educativos se debe propiciar cambios en el estilo de alimentación de las personas mayores, los cuales deben adoptarse de forma voluntaria y debe respetarse la decisión.

Por lo tanto, la orientación debe caracterizarse por ser individualizada. Se debe estimular a los adultos mayores para que, dentro de sus posibilidades, puedan satisfacer sus necesidades nutricionales y hábitos alimentarios, mediante la incorporación de conocimientos, habilidades y destrezas que estén acordes con su realidad. Se debe apoyar al adulto mayor, en especial aquél que vive solo, para que desarrolle habilidades culinarias y pueda preparar alimentos nutritivos, de bajo costo y de fácil preparación.

De la misma forma, es importante establecer mecanismos de cooperación e integración grupal con el fin de que el anciano comparta con otras personas. Es necesario trabajar con la familia y la comunidad con el fin de crear vínculos de apoyo que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los adultos mayores, lo cual les permita mantener su capacidad funcional, independencia y autonomía.

INGESTAS RECOMENDADAS DE ENERGÍA Y NUTRIENTES PARA LOS ADULTOS MAYORES.

Existe una gran variabilidad en las ingestas recomendadas (IR) de los adultos mayores pues cuanto mayor es la persona más complejos  son sus requerimientos y mayores las variaciones en la capacidad de ingerir, digerir, absorber y utilizar nutrientes.

ENERGÍA. Las necesidades de energía disminuyen con la edad, un 5 % por década. Dos tercios son atribuibles a la menor actividad física, el resto a la menor tasa metabólica en reposo (TMR) consecuencia de los cambios en la composición corporal, principalmente por la disminución de la masa libre de grasa. La adaptación a requerimientos de energía menores, manteniendo un adecuado aporte de nutrientes con una ingesta calórica baja, puede ser el mayor desafío, por lo que es importante incluir alimentos con alta densidad de nutrientes. Se han establecido una IR medias de 30 Kcal/Kg de peso corporal. La ingesta adecuada de energía debe ser aquella que permita realizar una determinada actividad física y mantener el peso en los límites aconsejados (IMC 25 – 28).

PROTEÍNAS. Las IR se han estimado en unos 0.8 g/Kg de peso corporal/ día. Algunos indican que ingestas de 1 g/Kg podría favorecer un mejor balance nitrogenado, estimulando la formación de masa muscular. Sin embargo, en los ancianos, como la ingesta energética suele ser baja, el aporte calórico de la proteína, teniendo en cuenta las IR en términos absolutos, puede ser mayor y puede llegar a 1.5 g/Kg de peso. La calidad de la proteína deberá tenerse en cuenta sobre todo en las personas con poco apetito.

HIDRATOS DE CARBONO. Se recomienda que éstos aporten entre 55 – 75% de la energía total consumida, principalmente a partir de carbohidratos complejos, presentes en cereales, algunas verduras y hortalizas, frutas y leguminosas. Se recomienda también moderar el uso de mono y disacáridos, ya que pueden desplazar de la dieta a otros alimentos con mayor densidad de nutrientes.

FIBRA DIETÉTICA. Un aporte adecuado de fibra favorece la motilidad y reduce el tiempo de tránsito intestinal, previniendo y mejorando el estreñimiento, tan frecuente en ancianos. Disminuye también el riesgo de diverticulosis y de cáncer de colon en personas con sobrepeso u obesidad, ayuda a controlar el peso y a regular al colesterolemia y glucemia. Se recomienda un consumo de unos 20 – 30 g/día, a partes iguales entre fibra soluble e insoluble. El consumo mayor de las recomendaciones puede ocasionar malestar digestivo y comprometer la absorción de micronutrientes.

LÍPIDOS. En general las recomendaciones son similares a las del resto de la población. Se recomienda cuidar el aporte de ácidos grasos polinsaturados de la familia n-3, abundantes en los pescados por su efecto antiinflamatorio, antitrombótico, antiarrítmico, hipolipemiante y vasodilatador.

VITAMINAS Y MINERALES. Vigilar la adecuada ingesta de estos grupos de nutrimentos para evitar deficiencias o excesos, sobre todo de hierro, calcio, potasio, sodio, tiamina, riboflavina,  vitamina D, E, A.

AGUA. En los ancianos el agua se convierte en una verdadera necesidad a la que hay que prestar atención y en muchos casos es incluso necesario prescribir su consumo como si se tratara de un medicamento. Debe por tanto recomendarse beber más de ocho vasos de agua al día. Es preferible que el aporte de agua se realice entre comidas, para evitar la dilución del jugo gástrico y la consecuente hipoclorhidria en el proceso de la digestión.

DISTRIBUCIÓN DE COMIDAS DIARIAS. Es aconsejable fraccionar la dieta en 4 a 6 comidas diarias. La variedad de la oferta permitirá la ingesta de todos los alimentos adecuados para una alimentación saludable y adecuada a las necesidades individuales.

En conclusión, la amplia variedad en las personas mayores en cuanto a estados de salud, patología subyacente, tratamientos farmacológicos, grado de autonomía, ejercicio físico y hábitos de consumo alimentario hace necesario establecer pautas individualizadas.

En una dieta para las personas mayores se debe asegurar una buena disponibilidad de nutrientes, unas preparaciones culinarias agradables y un entorno ambiental acogedor.

BIBLIOGRAFÍA.

Evaluación y Control Nutricional del Adulto Mayor en Primer Nivel de Atención, México: Secretaría de Salud; 2008.

La nutrición del anciano como un problema de salud pública. Bernal-Orozco et al. 2008. Antropo, 16. 43-45.

ARBONES, G. et al. Nutrition and dietary recommendations for the elderly: “Public Health” working Group of the Spanish Nutrition Society.  Nutr. Hosp., Madrid, v.18, n 3, jun 2003.

Restrepo M, Sandra Lucia et al. LOS HÁBITOS ALIMENTARIOS EN EL ADULTO MAYOR Y SU RELACIÓN CON LOS PROCESOS PROTECTORES Y DETERIORANTES EN SALUD. Rev. Chil. Nutr., Santiago, v. 33, n. 3, dic. 2006.

SHAMAH-LEVY, Teresa et al . Estado de salud y nutrición de los adultos mayores en México: resultados de una encuesta probabilística nacional. Salud pública Méx, Cuernavaca, v. 50, n. 5, Oct. 2008.

lunes, 12 de marzo de 2012

ARTÍCULO DE REVISIÓN

“Manejo del estado nutricio  en el paciente con
Neumopatía obstructiva crónica”


Dra. Carla Sofía Padilla Arellano


INTRODUCCIÓN
La actualmente conocida como neumopatía obstructiva crónica (antes EPOC) es una patología crónica degenerativa cada vez más frecuente debido al aumento de la expectativa de vida promedio en México, así como a los altos índices de contaminación a los que se encuentra expuesta la población desde edades tempranas.
La OMS considera que esta  enfermedad, junto con el cáncer, diabetes e hipertensión arterial, es responsable del 63% de las muertes, “…en el 2008, 36 millones de personas  murieron de una enfermedad crónica, de las cuales la mitad era de sexo femenino y el 29% era de menos de 60 años de edad”(2).
Diversos autores consideran que el deficiente estado nutricio en el paciente con neumopatía afecta de forma directa la severidad del cuadro y desencadena un grado avanzado de inmunosupresión que es capaz de acelerar la historia natural de la enfermedad de forma irreversible. La pérdida de peso en ésta  población se ha relacionado con aumento de la frecuencia de hospitalización, aunque la ganancia de peso no necesariamente se asocia a una buena evolución, sobre todo si la ganancia de peso es a expensas de grasa.
Si bien el paciente neumópata puede padecer de obesidad, por lo general se le encuentra en un estado de desnutrición crónica desde leve hasta severo, y que a su vez se asocia a disminución de la función muscular respiratoria, tendencia al colapso pulmonar y disminución en la producción de surfactante
Lo antes expuesto convierte en una necesidad el aprendizaje por parte del personal de salud, del manejo integral del paciente neumópata, donde se debe considerar el soporte nutricional como uno de los pilares en el control de la enfermedad y prevención de patología añadida.

LA NUTRICIÓN EN EL PACIENTE CON NEUMOPATÍA
Por definición, se entiende a la NOC como “una alteración caracterizada por la disminución de los flujos aéreos espiratorios que no se modifican durante varios meses de observación y que está producida como consecuencia de alteraciones estructurales que afectan a las vías aéreas y al parénquima pulmonar, y que incluye bronquitis crónica, enfisema y enfermedad de la vía aérea pequeña” (1). La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) altera la respiración normal, no es curable, pero el tratamiento puede retrasar su progresión. Los síntomas más frecuentes son disnea, la expectoración anormal y la tos crónica.
El cuadro clínico de la enfermedad ya es por sí mismo un impedimento para una ingesta adecuada de nutrientes, además se ve mermado por  el desconocimiento de los pacientes de la importancia de una alimentación adecuada y el aumento de los requerimientos energéticos propios.
Se considera que la malnutrición es de origen multifactorial destacando como posibles causas la edad avanzada, la hipoxia tisular, el aumento del gasto energético basal, la disminución de la ingesta calórica, la existencia de procesos inflamatorios crónicos, la disminución de la actividad física y los fármacos utilizados en el tratamiento habitual de dicha patología (6) Otro aspecto a considerar es que, en el proceso de convertir los macronutrimentos (proteínas, grasas y carbohidratos) a energía, se consume oxígeno y se produce bióxido de carbono. Debido a que los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica y falla respiratoria sufren de retención de CO2 y depleción de O2 en la sangre, el objetivo de la terapia nutricia es disminuir el nivel sanguíneo de CO2 (4).
Algunos de los parámetros para evaluar el estado nutricio son los siguientes (5):
·         Peso corporal y talla. Barato y sencillo. Poco útil de forma aislada
·         Peso corporal ideal. Valor inferior al 90% indica desnutrición
·         Pérdida de peso porcentual.Útil en la valoración inicial
·         Índice de masa corporal. Correlación con la función pulmonar
·         Pliegues cutáneos. Valoración de la masa grasa
·         Circunferencia muscular. Valoración de la masa magra
·         Impedancia bioeléctrica. Valoración de la masa libre de grasa
·         Parámetros bioquímicos: No útiles de forma general
·         Parámetros inmunológicos: Escasa utilidad
El parámetro clásico utilizado para evaluar la función pulmonar  y la influencia de los diferentes nutrientes sobre ella es el cociente respiratorio, que resulta del cociente entre el CO2 ptoducido y el O2 consumido, y que deberá ser menor a 1. Es importante el cálculo adecuado de requerimentos calóricos para evitar la sobrealimentación y la sobreproducción de CO2 (6)

RÉGIMEN DIETÉTICO
El cálculo energético en el paciente neumópata puede realizarse a través de calorimetría indirecta, sin embrago con fines de simplificar el proceso, se recomienda el uso de la siguiente ecuación (4):
·         Hombre [11.5 x peso (kg) ]+ 952
·         Mujer [14.5 x peso (kg)] + 515
Ó si bien se desea todavía mayor sencillez de cálculo, éste se podrá realizar aumentando a 45 kcal/kg de peso actual/d  con las siguientes proporciones: carbohidratos 25-30%, lípidos 55-60%, proteínas 20% (7).
El menú se deberá realizar conforme las preferencias del paciente, se incluirán antioxidantes naturales.
Se recomienda que los alimentos se distribuyan en 5 o 6 comidas por día para evitar la disnea y saciedad temprana con el tipo de alimentos recomendados.
La ingesta de sal debe individualizarse en cada paciente, aunque preferentemente debe limitarse su consumo debido a la posibilidad de edema.

CÁLCULO Y MENÚ EJEMPLO
Femenino de 78 años, 1.5 m y 39 Kg, portadora de NOC de 5 años de evolución.
Kcal totales:
(39.1 Kg)(45 Kcal/día)=1760 kcal/24 hrs
Distribución:
Ø  Carbohidratos 25%
o   440 Kcal, 110 g
Ø  Lípidos 55%
o   968 Kcal, 108 g
Ø  Proteínas 20%
o   352 Kcal, 88 g



La dieta será hipercalórica e  hiposódica, con proporciones mayores de lípidos y proteínas, carbohidratos disminuídos. Se realizará un menú en el que se distribuyan los alimentos en desayuno, almuerzo, comida, colación y cena. Se incluirá además 1 litro extra de agua siempre y cuando no se encuentre retención de líquidos. La cantidad de sal será en promedio de 506 a 820 mg/día.

MENÚ EJEMPLO
Desayuno.      1 tz de leche descremada con 2 cuch de cocoa
                        2 huevos revueltos
                        ½  taza de jugo de zanahoria
Colación.        1 yogurth para beber bajo en calorías
 1 taza de papilla de verduras mixtas y 1 cuch de aceite de olivo
Comida.          1 ½ tz de picadillo aguado
                        ¼ de tz de macarrones con 2 cuch de salsa de queso y  2 cuch de guacamole
                        1 tz de té de limón
Colación.        1 taza de fresas con crema
Cena.                          1 taza de atole con 1/3 de tz de leche evaporada diluída , 6 nueces y 6 almendras acarameladas
1 hot cake con 1 cuchta de  mantequilla y 2 cuch de mantequilla de cacahuate

RECOMENDACIONES
1.      Tratar de ser constantes con el horario de alimentación
2.      Que los alimentos se distribuyan en 5 o 6 comidas para evitar disnea de esfuerzo con la alimentación
3.      Preparación higiénica y con un adecuado cocimiento de los alimentos
4.      Utilizar únicamente la sal para sazonar al cocinar, no en la mesa; evitar además alimentos enlatados, en conserva y embutidos
5.      Evitar  el uso de sazonadores industrializados, salsa de soya, etc, por su alto contenido de sal
6.      Utilizar fruta y verdura de temporada como parte de la dieta diaria
7.      Evitar en lo posible harinas refinadas, preferir las de granos
8.      No exceder consumo de huevo ( máx. 2 /sem)
9.      Se incluirá  un consumo  prioritario de ácidos grasos Monoinsaturados como el  aceite de oliva, por su riqueza en componentes antioxidantes (polifenoles y escualeno) y su conocido efecto beneficioso en la HTA, perfil lipiídico y glucémico
10.  Evitar en lo posible el sedentarismo
11.  Cumplir con los horarios establecidos p/ alimentación y medicamentos





















REFERENCIAS
1.      An.Med.Interna (Madrid). Vol 25, No.1, pp 41-43. 2008
2.      OMS/Temas de Salud
3.      Vázquez V. Lázaro, Rdguez. M. Adelaide “evaluación nutricional de pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica en un área de salud del municipio de cerro” Rev. Cubana Med. 2001; 40 (4); 253-8
4.      Fuchs V., Sandoval J., “Soporte nutricional en el paciente neumópata”. Neumología y cirugía de tórax. Vol. 64 (1):5-8, 2005
5.      Alcolea B. Sergio, Villamor L. José, Álvarez S. Rodolfo. EPOC y estado Nutricional. Arch. Bronchoneumol (2007); 43 (5): 283 -8
6.      Díaz M. Juan, Serrano L. Aihnoa, Mesejo A. Alfonso. Aspectos nutricionales de la patología pulmonar. Nutrición clínica en medicina. Dic 2008 Vol II No.3 pp 141-154
7.      Corpus E. Raquel, Pérez G. Carlos, García P. Sandra, “Importancia de la Nutrición en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica”. Rev. Inst. Nal. Enf. Resp. Mex. Junio 2008